Estamos reunidos en la terraza, las cajas de las cosas
que alguna vez fueron tuyas están siendo evaluadas ahora. Todos los años de tu
experiencia como notario están aquí, todo lo que fue tu trabajo se resume a
eso. Los documentos, las actas, y los contratos que tenían tu sello notarial van
a ser enviados al notario designado y a los archivos de la nación.
Parece que fue ayer que enfermaste, bueno, que la
enfermedad fue más fuerte que tú. Siempre supiste que ese día llegaría, pero nunca
dejaste que te impidiera disfrutar la vida. “El abogado del maletín negro”, si parece
que fue ayer que las mellizas y yo jugábamos con tu toga y tu birrete a que éramos
las juezas y las abogadas del mundo. Parece que fue ayer que corríamos hacia ti
cuando llegabas de trabajar y metíamos la cabeza entre tus rodillas, sólo para
jugar contigo. Parece que fue ayer cuando aún estabas.
Han pasado doce años. Doce años sin ver tus ojos brillar,
escuchar tus bromas y tu risa, doce años sin preguntarte el significado de alguna
palabra… recuerdo que nunca hubo una que no supieras responder. Doce años sin
verte leer el periódico completo y sin verte sentado en tu mecedora con tu
radito negro de pilas.
Y parece que fue ayer que mudaste la oficina a la casa
por el incidente que pasó con tu socio en la escalera. Parece que fue ayer que
ponías los cuadernos al lado del teléfono para que tomáramos las notas de quienes
llamaban, recuerdo que siempre me regañabas por llenarlas con “garabatos” decías
tú, nunca estuve de acuerdo contigo, te confieso que siempre sospeché que
exagerabas; pero nunca me quejé porque por esto hiciste instalar unas pizarras
en el “patio del pasillo” ¿te acuerdas? Ese patio largo que conectaba las
habitaciones en la casa azul de la zona colonial...
Siempre te recuerdo papi, no pasa un día en que no piense
en ti y en que sienta el miedo de olvidarte. Es mi mayor temor, perder tu
recuerdo, no poder recordar tus “frases célebres” y las cosas de ti que tanto
me han marcado. Te confieso que cuando descubro a alguien que tiene problemas
con su papá no puedo evitar querer que lo resuelvan. ¡Era tan bueno tenerte con
nosotros!
¡Me haces tanta falta! si a fin de cuentas tenias razón ¿recuerdas
cuando te consulté si debía cambiar de carrera cuando sentí la duda? Y me
dijiste: “el tiempo pasará hagas arquitectura o hagas diseño industrial”. Y el
tiempo pasó como quiera y me hice arquitecta, ¡cuánto me habría gustado que
estuvieras allí!, habrías estado muy orgulloso.
Te confieso también que un día me descubrí llorando viendo una película en la que un papá llevaba al altar a
su hija, y lloré porque sé que si ese día llega tampoco estarás conmigo.
Que difícil saber que hoy todo se resume a recoger estas
cajas, a desmantelar tu vieja oficina en desuso, a revisar los documentos, a
encontrar fotos tuyas viejas, a reír recordándote, a encontrar cartas que nunca
enviaste, a intentar imaginar qué dirías, a pensar en ti, a extrañarte
eternamente… a descubrir los cuadernos viejos que ponías junto al teléfono ya
llenos de notas, y completamente garabateados.